No había leído Merlín e familia de Cunqueiro en castellano hasta hace unos días, en que compré sus Obras literarias, I y II, en su segunda edición de 2011, año del centenario del escritor, publicadas porla Biblioteca Castro. La preparación y cuidado de los textos corre a cargo de Xosé M.ª Dobarro Paz, dela Universidad de A Coruña, y los prólogos de cada uno de los tomos son obra de Miguel González Somovilla, responsable de comunicaciones dela RAE y que está preparando una tesis doctoral sobre el Cunqueiro periodista.
Problemas de traducción
Aunque nada se dice en los créditos de la obra, el traductor es Cunqueiro, que firma solo como autor y no como traductor. Tampoco firmó como tal en 1957, que fue cuando se publicó por primera vez en castellano la obra en la editorial AHR de Barcelona. ¿Debemos entender que en castellano Cunqueiro es solo autor, como si la obra fuese de nuevo escrita o recreada en este idioma y no solo traducida? Algo hay de eso, porque el autor hace modificaciones con respecto al original gallego a las que ningún traductor que no fuese a la vez autor se atrevería.
Esas traducciones fueron estudiadas por Luisa Blanco en Algunos problemas de la traducción de Merlín y familia de A. Cunqueiro. Verba 15 (1991) en que analiza las omisiones de palabras o párrafos que aparecen en gallego pero no en castellano, y al revés, las amplificaciones del texto en castellano, las adaptaciones y malas traducciones, el uso de galleguismos, el empleo de falsos sinónimos de traducción o las ambigüedades e imprecisiones en el uso de algunas palabras. Rexina Rodríguez Vega en A tendencia á hipercorrección do escritor bilingüe. O caso das traduccións ó castelán de Álvaro Cunqueiro (en Cinguidos por unha arela común. Homenaxe ó profesor Alonso Montero. USC-1999), añade otros casos como la ultracorrección o los cambios de registro al pasar de un idioma a otro (del familiar al vulgar, del coloquial al estándar o formal…). Para estas autoras estos defectos son solamente defectos de traducción, que no empañan la calidad literaria de la obra. En su opinión, en Cunqueiro desaparece la oposición entre original e versión, xa que o autor non traduce, reescribe a obra de acordo cos valores da comunidade receptora da lingua de chegada como dice M.ª do Cebreiro Rábade Villar en Políticas e poéticas de segunda man. A espectralidade no proceso de traducción. Esto supone, que todos ellos, incluidos la desaparición o espectralidad del traductor en el resultado final, son problemas que afectan a la mayor o menor correspondencia o a la correferencialidad entre una versión y otra, la gallega y el castellanw, pero no a la coherencia o falta de coherencia de la versión castellana. No me enfrentaré, pues, a la obra de Cunqueiro a partir de algunos de los múltiples problemas que supone una traducción o una autotraducción. Hablaré como un simple lector que en ocasiones tiene algunas dificultades de lectura, y que aquí, en esta edición de Merlín y familia dela Biblioteca Castro, como va sin notas tanto a pie de página como al final de capítulo o de obra, nada se puede aclarar, como tampoco se aclaró en anteriores ediciones. Sólo me importará la coherencia interna del texto producido en castellano. Iré citando cada dificultad por la página en que se encuentre en esta edición.
Erratas y errores
Estas dificultades se explican como erratas en casos que son simplemente errores o que denotan poco cuidado en la edición. Así en la página 29 se dice: …un hilo que habéis de atarlo al limosnero. No es limosnero, sino limonero como traducción del original gallego limoeiro. En la página 35 se dice:…en el medio llevaba en dos tieras de la masa una cruz… Esas tieras son tiras, tal como indica el texto en gallego.
En la página 36: aparece: Desperté en mi catre, y don Merlín estaba sentado en la ducha, a mi lado y me sonreía. En el original gallego había un hucha, no ducha,que Cunqueiro traduce en anteriores ediciones por el castellano hucha cuando en gallego su significado es el de arca. En otras ocasiones en que aparece hucha en el texto gallego Cunqueiro ya traduce por arca (p.62, p.64), o arca banquera (p.73) En el caso que nos ocupa, ese hucha se transformó en una inesperada ducha y con Merlín sentado en ella.
En la página 58 se dice: …es muy parroquiano, salvo en los huertos. Este huertos debe ser un cuartos, referido a dinero tal como se escribe en el original gallego, que es cartos. En la página 84 se dice: No existía casa que el viejo hospital peregrino. Falta un más o un otra entre existía y casa. El texto gallego es: …non había outra casa que o hospital dos peleriños. En la página 87 se dice: El río donde ahogó el ratón. Debe decir se ahogó tal como aparece en gallego, aunque aquí el ratón es una ratita: … o río onde se afogou a ratiña? En la página 91 se dice: …la primera carlista…Debe ser carlistada tal como aparece en gallego:…a pirmeira carlistada…
El castellano de Cunqueiro
Otros problemas se deben a la elección por parte de Cunqueiro de algunas frases o términos castellanos como traducción o versión de un original gallego, del que a veces se aleja. Vuelvo a decir que no quiero exponerlos desde la teoría de la traducción o de las interferencias entre dos lenguas en contacto, sino que los examinaré como un simple lector de castellano, que a veces tiene problemas de lectura. Tampoco me preocuparé por adivinar el significado de cosas como triaca prepósita o mixtura de soleo, ni tampoco de galleguismos crudos como billa, amolecer o palleta, ya que el autor los usa como rasgo de estilo y para caracterizar su prosa.
En la página 14 aparece un charcos lodaneros que traduce un gallego lamagueiras. Ni el DRAE ni ningún otro diccionario de español registran lodanero, pero Cunqueiro la usa porque le parece que está motivada de forma fehaciente su relación con lodo, como si fuese un derivado. La palabra le gusta porque la usa en varios artículos más referidos a ríos como el Jalón, el Carrión o a la laguna de Antela, en Ourense. También está lodanero en al primera página de El caballero, la muerte y el diablo, que al parecer estaba escrita ya en 1945, con lo que , si esto es así, la invención es vieja. Cunqueiro prefiere lodanero a enlodado, aunque produzca dudas en el lector que no acaba de ver su vinculación con lodo.
En la misma página Cunqueiro escribe :…el trigo vallino y el centeno montañés… que traduce el gallego trigo valeco i o centeo das chairas. Ningún diccionario de español recoge vallino o vallina, que Cunqueiro usará en otras ocasiones. Todo apunta a que vallina es una forma antigua que valía por pequeño valle, pero que hoy es un arcaísmo. En gallego es valiña, que solamente se conserva como topónimo. Y valeco es una forma inventada en castellano sobre val, pero relación de valeco con valle no es percibida por un lector no filólogo. Por lo tanto, trigo valeco es un sintagma opaco para un lector de castellano que quiere decir trigo de los valles. La segunda parte de la frase en gallego: o centeo das chairas… tiene fácil traducción por el centeno de las llanuras o de los llanos, pero Cunqueiro prefiere traducir por centeno montañés, para oponer el valle a la montaña.
También en esa página aparece: …a las anchas sementeras, a los barbechos que huelgan las colinas antiguas, a los pastos del Rey… que traduce un …as longas gándaras, as terras de folgado, as brañas de El Rei… Nada que oponer si Cunqueiro quiere sustituir gándaras por anchas sementeras o brañas por pastos. Está en su derecho a cambiar lo que quiera en castellano, que para eso es el autor y traductor. Sin embargo, no se entiende en castellano barbechos que huelgan las colinas antiguas… que quiere traducir el estupendo gallego de as terras de folgado. Folgado en gallego significa en descanso, en folga (terra de labor).Son pues tierras de barbechos. No se comprende en texto de Cunqueiro eso de que los barbechos huelguen las colinas antiguas.
En la misma página, un poco más abajo, Cunqueiro escribe: …oía las batinadas del mazo de los herreros. Tampoco aparece en diccionario alguno este batinadas, que traduce el gallego badeladas . Badeladas, o badaladas, se refiere a los golpes que da el badalo en la campana. Badalo es, pues, badajo. Cunqueiro, en gallego, amplia el significado de badelada y lo hace referirse al ruido de los mazos del molino. Inventa batinada, que parece querer ser un derivado del verbo batir, o de un supuesto *batinar, pero el lector de castellano no percibe esta motivación,. Ayuda a su comprensión, sin embargo, el que aparezca delante de la frase mazo de los herreros. En castellano hay, además, batanada, derivado de batán que también está en gallego.
Al final de esta página aparece : …(se ve)…las eras de centeno darse en ondas, como el mar, al amor de la brisa… en que eras de centeno traduce el gallego centeeiras, que significa campos de centeno. El centeno, cuando está en la era, ya está cortado y ya no puede ser objeto de la metáfora de las ondas del mar como cuando está en el campo.
En la página 18 se dice de Norés que es un perro luntrero.. En ningún diccionario de castellano se encuentra luntrero, que es otra invención de Cunqueiro para traducir el gallego lontreiro, que los diccionarios no registran. Londra y variantes (londre, lóndrega, londria, lóndriga, lundre, lundria…) significa en castellano nutria. La traducción sería pues perro de nutrias, que también traduce el francés chien de loutre y el inglés otterhound. El perro de nutrias aparece como raza en la Inglaterra de mediados del XIX. Desde allí pudo traerlo Merlín a a las tierras Miranda, pero en castellano poco lo entenderían si usase perro luntrero para perro de nutrias.
En la página 27 aparece: Dos días y dos noches estuvo dama Caliela con el emperador contándole los partes secretos de Gazna y la puerta falsa de la ciudad. No alcanzamos a ver qué puede ser eso de los partes secretos. En gallego también va en masculino: …contándolle os partes secretos de Gazna
En la página 28 se dice que el camino de Quita-y-Pon: …por estar en el canuto de hierro en el desván, se orinó y ahora no se suelta más de cuatro o cinco leguas. Ese orinó en gallego era enferruxou. Es decir, se llenó de orín, se oxidó, pero no se orinó.
En la página 19 y en las 31, 32 y 33 aparece un cornudo, que traduce el original gallego de escornaboi, que debería ser escornabois, con el segundo elemento en plural. Escornabois o vacaloura es el nombre gallego del ciervo volante o volador. No encuentro en los diccionarios de castellano cornudo con el significado de ciervo volador. Aunque el DRAE no los registra, en Gredos se usa cornatero para referirse a este animal si queremos huir de ciervo volador o volante, que tiene toda la pinta de ser un galicismo (cérf-volant). Tampoco ayuda mucho el contexto para comprender la referencia de cornudo, más sí sabemos que no se alimentan de moscas, como Cunqueiro quiere, sino de la savia azucarada que vierten las heridas de algunos árboles, especialmente los robles.
Hay un castaña mayega en la página 32 que traduce castaña maiola, que en gallego vale por castaña pilonga. No le debió de gustar esta combinación de castaña y pilonga a Cunqueiro que la sustituyó por castaña mayega. No encuentro mayega en los diccionarios de castellano, pero si volvemos la mirada al Oriente de Galicia, en tieras de Lugo, vemos que allí mallega se aplica a la malla del trigo o del centeno en las eras. En zonas de Asturias próximas a Galicia y con yeísmo, dicen, y escriben, mayega, que nada tiene que ver con la castaña y sí con la siega y la posterior malla, que en castellano es la trilla. Por lo tanto, castaña mayega no traduce el gallego castaña maiola, que es la castaña pilonga., sino que mayega es solo imitación fonética en castellano del gallego maiola. Pero no es cuestión de una mejor o peor traducción de maiola, sino de la difícil comprensión del supuesto castellano mayega.
Ese mismo afán de querer conservar en castellano la fisonomía de la palabra gallega le lleva a traducir el gallegotrafego que significa faena o trabajo obligado por el castellano tráfico, que significa circulación de vehículos, tránsito de personas o mercancías. La frase gallega es: Era o meu trafego de cada día, y la castellana de la página 33: Era mi tráfico de cada día.
En la página 39 aparece: … una nipota del gran emperador. Nipota, suponemos que por amante, querida, barragana… no lo registran los diccionarios. Parece estar relacionada con nepote o nepotismo. En italiano nipota vale por sobrina o por nieta.
En la página 45 hay un sal prestigiado, que es un galleguismo en castellano, ya que sal en esta lengua es femenino, y en gallego masculino: o sal. Traduce un original gallego sal de preste. No logramos saber qué puede significar preste en gallego y qué quiere decir sal prestigiado en castellano. Lo mismo nos pasa en la página 57 con la frase: Era vendedor de caramitas o agujas de marear, prospectos de la figura cata…. en la que tampoco sabemos qué quiere decir prospectos de la figura cata. En gallego ese figura cata aparece entrecomillado, como si tuviese un significado o un referente no usual, pero nada nos deja entrever a qué se refiere en ninguno de los dos idiomas.. También en la página 77 aparece un papel de espíritu de sen, que es una medicina pero no sabemos cuál pueda ser.
En la página 55 dice: Lady Tear dio un gran grito y cayó privada en el suelo donde fracasó, migas de plata y vidrio que ahora están ahí, en esa caja de mérito. Sorprende el uso del verbo fracasó en este caso y seguido sin más de migas de plata y vidrio que no dependen de él y sí de algún otro verbo que falta. El verbo usado en gallego es esnaquizou, que significa hacerse pedazos.
En esa misma página aparece: …y mosiú Vermeil embarcó en Génova con ambos cuerpos, y tardó siete días en llegar a Dover, que la dejó delante de Lisboa un viento flaco. No sabemos a quién se refiere ese la en la dejó. Si consultamos el original gallego vemos algunas diferencias y más corrección gramatical. En primer lugar, en gallego no tardan siete días, sino siete semanas en ir de Génova a Dover:y la causa es claramente la falta de viento … e tardou sete semás en chegar a Dover, que o pillou didiante de Lisboa un vento fraco. En castellano ese extraño la dejó es en gallego o pillou (lo pilló). Así se aclara la frase y la tardanza: …lo pilló delante de Lisboa un viento flaco.
En la página 59 aparece. …y hasta me durmiera alegre, medio ensoñando brincos con doña Ofelia. Es galleguismo el uso de durmiera por dormí, no por había dormido, ya que esta forma del pluscuamperfecto de indicativo no aparece nunca en la versión castellana de Merlín y familia, ya que solamente aparecen las formas en –ra como resgo de estilo para galleguizar o arcaizar su prosa castellana. Pero es ese brincos el que ofrece confusión. En castellano no tiene las connotaciones eróticas que tiene en gallego, en el que brincar, además de dar saltos, también significa hacer cosas que entretienen y divierten, jugar. Mejor que brincos, brincadeira que significa diversión, broma, pasatiempo, juego, y así también juego amoroso o erótico.
En la página 64 Cunqueiro escribe: ..surgió el silbido tan cerca que sentí la verga del aire en la nuca. Verga significa rama delgada y sin hojas. Non entendemos la posible metáfora, a no ser que compare el golpe dado con una verga (vergajazo) con el golpe de aire en la nuca.
En esa misma página se dice: Bajó el cesto y acudió mi amo a levantarle la tapa. El sujeto de ese bajó no puede ser una tercera persona, pues es Felipe de Amancia el que lleva el cesto en la mula y el que habla en primera persona. Por lo tanto, no es bajó, sino bajé, tal como lo corrobora el original gallego: baixei.
En otras ocasiones el error está en algún fallo gramatical que pasa del gallego al castellano como el que aparece en la p. 18:…le quitaba de mala gana el sombrero a los clérigos. Ese le deber pasar a les para que concuerde con a los clérigos. En gallego pasaba lo mismo: ..quitáballe de mala gana a pucha aos cregos, en que ese –lle enclítico debe pasar a –lles. Por otro lado, tanto la frase castellana como la gallega son ambiguas, pues además de que sea el personaje, José del Cairo, el que se quita a sí mismo el sombrero, y también se puede interpretar que se lo quita a los clérigos. Lo mismo pasa en la página 63: Tentado estuve de mandarle que me quitase la pamela como yo le quitaba a él la gorra o montera. No se quitan una al otro la pamela o la gorra, sino que el enano del castillo debiera descubrirse a su paso como él, Felipe de Amancia, se descubría cuando pasaba el enano.
En la página 36 está mal usado el pronombre le en la frase: …vi en el suelo, entre la hierba, la rosca de pan trigo.pero no le toqué, en la que se debe cambiar ese le toqué por la toqué, para evitar el leísmo. El error está ya en el original gallego, en el que Cunqueiro escribe…vin no chan, entre a herba, a rosca de pan trigo coa cruz, pro non lle toquei. Ese lle (castellano le) debe ser a (castellano la), para no cometer en gallego un lleísmo que calca un leísmo castellano.
En ocasiones falta la preposición a delante del complemento directo cuando es obligada. Por ejemplo, en la página 58: Compró el espejo Alsir, y lo vendió en Elsinor de Dania una condesita que vive en aquel castillo > ..a una condesita… En el original gallego sí aparece la preposición: Mercou o espello Alsir e vendeullo en Elsinor de Denia a unha condesiña… Lo mismo en la página 60: …para ver en su campo esa doña Ofelia > a esa doña Ofelia. Como en el caso anterior, en gallego está la preposición: …para ollar no seu campo a isa dona Ofelia. En la página 75 aparece la frase: El demonio lo echaron, pero el señor de Saboya quedó muy blando… que traduce literalmente el gallego O demo ben o botaron… en el que sí es correcto que no lleve preposición. Por lo tanto, en castellano debía quedar Al demonio lo echaron…
Algunas veces al verbo reír se le suprime el pronombre, así en la página 89 aparece : …comenzaron a reír de mi amo… que debe ser: …comenzaron a reírse de mi amo. En original gallego aparece reírse. Lo mismo en la misma página en la frase ¡No burléis! Traducción literal del gallego ¡Non bulredes!, en la que también falta el pronombre. Debe ser ¡No os burléis!
Convendría revisar la puntuación y corregir el par de veces que está del verbo estar aparece sin acento gráfico.
Cunqueiro, Álvaro: Merlín y familia en Obras literarias I y II. Biblioteca Castro. Madrid, 2011. (90 euros en la librería Visor de Donoso Cortés, semiesquina Isaac Peral. Madrid)