Gallego, castellano e hispánico

Los programas lingüisíticos de Alvaro Cunqueiro.- Hasta 1936, Cunqueiro solo escribe en gallego, tanto poesía (Mar ao norde, Poemas do si e non, Cantiga nova que se chama Ribeira) como prosa. Lo demuestran dos relatos suyos publicados en El Pueblo Gallego de Portela Valladares: Toñín. Anacos de novela, 28-3-1935 y Xentes variadas de 7-VIII-1935 (Capeán Rei, Andrés:  Dous contos esquecidos de Álvaro Cunqueiro. Boletín galego de Literatura. 1992 ).

En ese mismo periódico se suma a la campaña a favor del Estatuto Gallego de 1936 junto con  firmas de prestigio como Castelao, Risco, Otero Pedrayo  entre otros. La producción literaria de Cunqueiro en este momento en que tiene veintiséis años es  monolingüe y en gallego.

Ideológicamente Cunqueiro se sitúa en el galleguismo próximo a Vicente Risco o Otero Pedrayo, que se habían separado del Partido Galeguista y fundado la Dereita Galeguista para no comprometerse con el Frente Popular.

Ante los acontecimientos previos ala Guerra Civil, Risco pensaba que era preciso ser gallegos más que ser libres, porque un pueblo que diese la espalda a su pasado perdería, ipso facto, su derecho a la libertad. Lo que el Frente Popular proponía era a los ojos de Risco contrario a Galicia, contrario a su pasado, contrario a su fe, contrario a su cristianismo, que era la masa, junto con fuerzas provenientes de un pasado más remoto, con la que se fraguaba el ser de Galicia. La gran obra era la de restituir Galicia a ese auténtico ser que estaba depositado en lo hondo de su lengua.

El programa monolingüe de Cunqueiro obedece a ese propósito de reautentificar Galicia, restaurar la lengua gallega y lograr que fuese la lengua de su cultura. Habría, pues, que ser  más fieles a la esencia, que permanece, que a la historia, que  cambia. Son ideas corrientes en la época, en absoluto solo propias del galleguismo sino de muchos otros movimientos políticos que suponían, y suponen, en la lengua depósitos y esencias de pueblos, incluso de razas. Nada lejos de esto estaban gentes como Maeztu, Basterra o Unamuno.

En julio de 1936, con el estallido dela GuerraCivil, los cambios se imponen por la fuerza y producen en muchos casos giros ideológicos inesperados.  Si, tal como se muestra en su correspondencia, Cunqueiro se horroriza de lo que ocurre en los primeros meses de la guerra, muy pronto lo veremos escribiendo en revistas y periódicos dela Falange.Abandonasu galleguismo y se pasa sin más al franquismo.  Desde el otoño de 1936, primero en Ortigueira, luego en Vigo, más tarde en San Sebastián y, finalmente, en Madrid,  Cunqueiro será una firma de prestigio, adicta y bien disciplinada como la de tantos literatos que se adhirieron al fascismo. Son hechos bien conocidos como para repetirlos aquí.  Cunqueiro cambia de residencia, abandona, primero, Mondoñedo y luego Galicia. Cunqueiro cambia de ideología, del galleguismo conservador se pasa al falangismo y da apoyo a Franco. Cunqueiro cambia de lengua, del monolingüismo en gallego pasa al monolingüismo en castellano. Incluso si hasta los años cuarenta había sido esencialmente un poeta, ahora será un prosista, y  de éxito.

Todo lo que publica desde 1936  hasta 1950, además de los poemas y artículos de militancia franquista, va en castellano. Así en 1939, Historia del caballero Rafael,  novela bizantina incompleta, en la revista falangista Vértice, dirigida en aquel momento por Samuel Ros.. En 1945, año que fue  fertilísimo para Cunqueiro, salen El caballero, la muerte y el diablo y dos o tres historias más, en la revista Fantasía, dirigida por Juan Aparicio; La Balada de las damas del tiempo pasado,  en la editorial Alhambra;. Rogelia en Finisterre, teatro, aparece en el suplemento de la ya citada Vértice. San Gonzalo lo publicó en la Editora Nacional, dirigida por Laín Entralgo, con el pseudónimo de Ávaro Labrada. Todas ellas, junto con Los siete cuentos de otoño, las reunirá en el año 1968 en un único volumen con el título de Flores del año mil y pico de ave.  En el prólogo a esa edición dice que son páginas de aprendizaje en las que ensaya historias, personajes, situaciones que se desarrollarán más tarde en las obras de plenitud. Felipe de Amancia aparece por primera vez ahí, en  El caballero, la muerte y el diablo, aunque todavía no se sabe que en su adolescencia había sido paje de pasamano de Merlín.

Poca poesía publicará en esta época. En 1940, en castellano Elegías y canciones.  En 1950, ya en gallego, Dona de corpo delgado, que parece cerrar este ciclo de monolingüismo en castellano y abrir otro distinto.

San Gonzalo y El caballero, la muerte y el diablo
(Otras estrategias: doña Emilia, Valladares, Valle-Inclán)

En estas dos obras se define, prácticamente,  el programa lingüístico de Cunqueiro, que consistirá en usar el castellano exclusivamente en esta década, pero con fuertes influencias del gallego. Más adelante veremos la calidad y la cantidad de esta influencia, que, en principio, más parece ser un ensanchamiento  gramatical y léxico del castellano a partir del gallego.

Este uso de formas gallegas  en la prosa castellana se da ya en las novelas realistas de la Pardo Bazán, especialmente las de ambiente rural gallego, como Los pazos de Ulloa y Madre Naturaleza. En el prólogo a La dama joven, de 1885 y ambientada en Marineda, la condesa reconoce que va a permitir en su prosa que los personajes se produzcan  tal cual son en su realidad, ya sean la señorita o el cura de aldea o las mujeres de pueblos que hablan cometiendo faltas del lenguaje, barbarismos y provincialismo que gusten.

Como buena escritora realista, la PardoBazánintenta reproducir la situación lingüística de Galicia, en la que la burguesía urbana y la hidalguía se expresaban, y se definían,  en castellano, mientras que los campesinos, los marineros o los artesanos se producían en gallego. En el caso en que los señores hablasen con su servidumbre, muy bien podían hacerlo en gallego. En literatura,  reflejar esta situación fielmente daría lugar a novelas en dos lenguas, los señores en castellano, y los criados en gallego, caso que se da, por ejemplo, en partes de la novela Majina, ou a filla espúrea de Marcial Valladares de 1881.  Es lo que la Pardo Bazán llama novela arlequín, mitad gallego, mitad castellano, cosa de la que huye como de la peste. Para reflejar tal situación inventa un habla particular, un castellano teñido de gallego, que caracterizará a los personajes campesinos frente a la burguesía o la hidalguía rural. El método que usa es muy simple. Castellaniza formas gallegas: mollete, fachones, tener mano (por termar), …; introduce algunas perífrasis gallegas en el castellano: pudo cuadrar, anda haciendo, tener visto…; usa  formas de pluscuamperfecto de indicativo en –ra  (comiera por había comido). Esta variedad del castellano así obtenido obedece, por lo tanto, a las exigencias del realismo de la condesa.Apenas caracteriza al narrador o a la obra, sino a algunos de los personajes.

También Valle-Inclán tiñe, y mucho, su teatro de galleguismos en las obras de tema gallego (Las Comedias Bárbaras, Divinas palabras, o Jardín Umbrío). Valle, como la Pardo Bazán, quiere reproducir la situación lingüística de Galicia, y así  reflejar la tensión social entre amos y criados.  El gallego servirá para caracterizar el habla de  estos últimos, de los siervos, los mendigos, los campesinos… Alguna vez aparece el gallego en  boca de los señores, pero será, casi exclusivamente,  cuando estos se dirijan a sus criados, tal como en las novelas de la Pardo Bazán. Los procedimientos de Valle-Inclán van desde galleguizar el castellano a castellanizar el gallego para construir una interlingua literaria que le sirva a su propósito de crear un registro distinto en  el castellano de la época. Para ello usa galleguismos léxicos como bouza, cedo, corredoira, luido…;  castellaniza formas gallegas: aturujo, remejer, adolecido, curmano…; usa el sufijo –íño: bacoriño, santiña…; antepone el pronombre átono cuando en castellano va pospuesto y al revés: por me desatar la lengua; viniéranse, dábame….; usa  formas en –ra por pluscuamperfecto de indicativo: ganáramos.

El resultado es un castellano en boca de siervos y mendigos muy expresivo, arcaico y eufónico, cuando no exótico, que era lo que Valle-Inclán perseguía para reflejar, según sus palabras, el paisaje dulce y bello de Galicia frente a la dureza del campo castellano.

Un autor más próximo a Cunqueiro, Wenceslao Fernández Flórez también galleguiza su prosa,  aunque en menor medida que Valle, en su obra El bosque animado  de 1943. Aquí el gallego le sirve, unas veces,  para dar nombre propio y expresivo a sus personajes: Fendetestas (Quiebracabezas); Marica da fame (Marica del hambre),  Abrenoites, (Abrenoches, un murciélago)…; otras para poner  en boca del narrador formas gallegas para las que no encuentra traducción adecuada:  queiroas, congostra, sobrado, rueiro…;  pospone el pronombre átono cuando en castellano va delante del verbo: Dijéronme, acordábame, mátote…; usa diminutivos en –iño: esqueletiño, pobriña, santiña…

Frente a estos autores, que podían constituir una tradición en la inclusión de formas gallegas en su prosa,  Cunqueiro adopta una postura muy distinta. Veamos las diferencias:

1.- No intenta en ningún momento reproducir la situación lingüística de Galicia.El gallegono le servirá para caracterizar personajes ni para reflejar a través de la lengua la tensión social entre amos y siervos, o entre lo rural y lo urbano.

2.- Cunqueiro integrael gallegoen su castellano para construir una variedad más del castellano, no un castellano teñido de gallego.

3. – El uso del gallego con este propósito solo se produce en las primeras (San Gonzalo, El caballero, la muerte y el diablo) y en las traducciones al castellano hechas por él mismo desde el gallego (Merlín y familia, (1957), La otra gente (1975),  Escuela de curanderos (incluida y reformada en Tertulia de boticas prodigiosas y escuela de curanderos, 1976) No se produce, o apenas,  en Un hombre que se parecía a a Orestes o en Las mocedades de Ulises, y menos en su última novela El año del cometa con la batalla de los cuatro reyes,  1974.

Cunqueiro y Unamuno
(El español hispánico)

Para explicar mejor esta nueva actitud lingüística de Cunqueiro  ante el castellano, debemos recurrir a su querido Unamuno. Ya en enero de 1937 le dedica en Era Azul, la revista falangista de Ortigueira, una necrológica en la que se declara su discípulo.  Allí recuerda lo que Unamuno ganó para España, para la carne hispánica, las palabras y los conceptos que resucitó para España tales como imperio, haces, yugos y flechas, todo, unidad, historia, Reyes Católicos, latinidad, hispanidad. Y junto con Unamuno, su adhesión a  Falange supone adhesión a su política cultural, que desde la vanguardia, no lo olvidemos, propone una ruptura con lo burgués y democrático, y aboga por un Estado totalitario.La Falange bebe, y mucho, de Unamuno, sobre todo en lo referente a la idea de España y el valor de su lengua. En principio Falange y Unamuno, pues, no son nada contradictorios en la nueva etapa de la obra de Cunqueiro.

Las ideas de Unamuno sobre la lengua son, eran, bien conocidas. Son ideas ligadas a la de Hispanidad, o comunidad de lengua a uno y otro lado delAtlántico. El concepto, y la palabra, Hispanidad, aparecen a principios del siglo XX, cuando las repúblicas americanas celebraban su primer centenario, y tuvo éxito tanto enAmérica como España. La disputa sobre el nombre que la lengua de esa Hispanidad debe tener, si español o castellano, tiene vigencia aún hoy en día.

Ya en 1901, Unamuno habla de un castellano pronunciado y construido por distintos pueblos que habitan en ambos mundos. Pero esa lengua  no será solo el castellano, sino un sobrecastellano que permita la expresión de los sentimientos, deseos, concepción de la vida, del arte o de la naturaleza de aquel que la hable. Lo hispánico como crisol de los particularismos en una unidad superior empieza a cuajar. Para Unamuno ese sobrecastellano,  la lengua española o de Hispanoamérica, ya no la castellana, será una y varia, dilatada como sus dominios. Las otras lenguas de España  se diluirán en ella, como reliquias, más tarde o más temprano.

Aunque Unamuno no es partidario de prohibir lenguas, tampoco es partidario de que otras lenguas que no sean el castellano o español sean las lenguas del Estado. La enseñanza así como los documentos públicos han de estar en español sin ninguna limitación. En la sesión de Cortes de 18 de septiembre de 1931 dice: El castellano, en su expansión, ha asimilado elementos leoneses y aragoneses, por lo tanto es más que castellano, enriquecido con el aporte de otras lenguas ya pasadas. El castellano es una lengua hecha y el español es una lengua que se está haciendo. En el discurso leído en la solemne inauguración del curso académico de 1934-35, en Salamanca 1934 dijo: Yo espero […] que la venidera lengua secular de nuestra España máxima, de nuestra Iberia, se haga de la refundición –mejor que federación- de nuestros romances.

Esa idea que Unamuno lanza como desideratum para el español se vuelve en Cunqueiro programa lingüístico en un largo período desdela Guerra civil hasta comienzos de los años cincuenta. No escribirá en gallego, pero cumplirá conel gallego disolviéndolo en el castellano.El gallego, como las otras lenguas peninsulares, morirá pero dejará un resto que vivificará al castellano. Por lo tanto,el gallego no le servirá a Cunqueiro como recurso literario para caracterizar a tal o cual personaje, o para crear un ambiente rural o exótico.El gallego se integrará en el castellano prestándole formas, giros, esquemas sintácticos o morfológicos. Será, al final, una fusión de un idioma en el otro.

Así es como se resuelven las tensiones entre castellano y gallego en una parte importante de la obra de Cunqueiro,  aunque no en toda, sino en aquella que se produce en esa etapa que va desde1936 a1950, etapa monolingüe en castellano, y más tarde en las autotraducciones de su obra gallega al castellano.

Él dejó dicho que, aunque se había sentido siempre  un escritor bilingüe, la lengua de fondo, la que siempre bullía por detrás, era el gallego. En ella se sentía más libre, porque, frente al catalán o al castellano, el gallego:  …carecía de normas establecidas, no había definido aún un estándar, y por eso él, como escritor, tenía una libertad mayor para violentar la sintaxis o crear palabras. (Entrevista con Baltasar Porcel de 1969).

Veremos que esto no es tan cierto. Cunqueiro fue monolingüe en gallego en los años 30. Fue monolingüe en castellano entre 1936 y 1950. Sí fue un escritor bilingüe desde que publicó Merlín e familia en 1955 y ese bilingüismo se produjo en parte de su obra literaria, la estrictamente de creación, las novelas y los relatos. Los artículos periodísticos van en castellano. No podía ser de otra manera, ya que así era cómo se ganaba la vida.

Cuando Cunqueiro escribe en gallego,  lo hace a partir de su habla mindoniense y del gallego culto heredado de la generación Nós (Risco, Otero Pedrayo, Castelao…). Esto significa, en una época en que no hay normas fijadas para la escritura del gallego, que su lengua literaria, como la de la generación de sus mayores, contendrá, además de formas genuinas gallegas, tanto ultracorrecciones  como castellanismos o interferencias del castellano en el gallego. Al contrario, cuando escribe en castellano, las interferencias procederán del gallego, pero conviene aclarar, y mucho, cuál es la distinta importancia de unas y otras.

Las interferencias del castellano en el gallegose deben a la posición asimétrica de ambas lenguas a lo largo de la historia en un mismo territorio. La lengua alta, de prestigio, de las comunicaciones formales, de la escuela… es el castellano frente al gallego, la lengua baja, lejos de la escritura, de la administración y de la escuela. La mayor parte de las interferencias se darán en ese sentido, el que va desde el castellano al gallego.  El hecho es tan frecuente que el hablante  cuando, en ocasiones, usa  términos como  rodilla, ayer, tobillo, muñeca, viernes… no tiene  conciencia de que son castellanismos y puede ser que ya no reconozca como genuinas gallegas las correspondientes  xeonllo, onte, nocello, pulso, venres… Cuando Cunqueiro escribe viuda, doña, solana…,  le pasa lo mismo. No cree que sean castellanismos que se impusieron a los genuinos viúva, dona o solaina. Son términos de la lengua hablada, sin más, por lo tanto susceptibles de ser usados literariamente.

El caso contrario se da cuando Cunqueiro escribe outa por alta. Alta, que tanto vale en gallego como en castellano, es sustituida  por la  ultracorrección outa, que no aparece nunca como palabra autónoma sino como segundo miembro de  topónimos como Montouto  La ultracorrección delata la actitud hipercaraterizadora enel gallego, otro resultado de la asimetría entre las dos lenguas.

Mucho más importantes son las interferencias que el gallegoproduce en el castellano de Cunqueiro  porque son algo muy consciente, algo querido por nuestro autor, como rasgo o voluntad de estilo para transformar su castellano. Los procedimientos  de que dispone  para conseguir este propósito ya aparecen en El Caballero, la muerte y el diablo, que notaremos como CMD, y en San Gonzalo, que notaremos SG, ambas de 1945.

(Las citas de página que hacemos a continuación de estas obras las hacemos por la edición de Obras Literarias I y II, de Älvaro Cunqueiro, publicadas con motivo de su centenario porla Biblioteca Castro. Madrid, 2011.)

1.- Introducción de galleguismos crudos, sin adaptar:  Así en CMD:  nordés, caneiros, rendeiro, espadeiro… En SG : brétema,  bruante,  beiramar, saudades, orballada…

2.- Traducciones. En otras ocasiones, a la vez que introduce una palabra o frase en gallego, se  siente obligado a traducirla o poner al lado un sinónimo: Así en SG, p. 782: No hay para Gonzalo más gustoso fresal que el amorodal del río Sixto. O en la página 818: … en el lugar que llaman monte das fachas, que en castellano se declara de las antorchas

3.-Colocación del pronombre átono. Con cierta regularidad en ambas obras se pospone el pronombre al verbo. Así en SG: conóscesme, sonríese…En CMD: paréceme, habíase sentido, enamorose, … que es lo genuino en gallego y arcaico en castellano.

4.- Cambios de significado. Usa formas gallegas coincidentes con otras del castellano, pero con significado diferente: Así en SG usa un adormeció, que en gallego significa comenzar a dormir, pero que en castellano significa  adormecese, no dormir.

5.- Uso del pluscuamperfecto de indicativo. Usa en castellano  formas verbales en –ra con el valor de pretérito pluscuamperfecto de indicativo.  Así en la p. 646 de CMD: Tal que si no fuera por la honra de buen enamorado que cobró, hiciera don Leonís en balde su gran viaje. Este procedimiento, escaso en estas primeras obras, se hará casi exclusivo en Merlín y familia y en las siguientes, en las que es raro encontrar un pluscuamperfecto de indicativo en la forma de había más participio. Solo encontraremos formas en –ra, genuinas en gallego pero arcaicas o dialectales en castellano.

6.-  Cambio del valor algunos de verbos, especialmente aquellos que en gallego son no reflexivos y pasan tal cual al castellano: En CMD, página 663 se usa el verbo cansar sin el pronombre reflexivo: Paréceme –añadió- que de ti no cansaría, aunque no fuera más que por los labios que tienes.

7. Uso de perífrasis gallegas en castellano . Así en CMD, página 645: Hay que tener oído alguna vez. O en la p. 670: Tengo conocido.

Estos procedimientos, aquí esbozados, aumentarán y se harán mucho más frecuentes en las traducciones de su obra gallega al castellano, entre los años cincuenta y setenta del pasado siglo. En ellas aparece un castellano muy marcado por la integración de formas gallegas, que le dan apariencia de arcaico, rural o lejano, que crea distancia con la lengua hablada del lector. Pongamos algunos ejemplos de frases en que estas marcas se hacen más evidentes. En Merlín  y familia, en la página 59 encontramos:  [XXX]… y me vino a llamar para delante de la señora condesa la su ama mayor… En Escuela de curanderos, en la página 782:  A uno que nunca saliera de Bretoña le hacía creer que estuviera en La Habana. O en la página 783: A lo que en otras partes de Galicia llaman alganados o ensumidos, por Miranda y Pastoriza, les dicen afrixoados. Es gente que entritece, enflaquece, se cansa, desgana la comida.

Tal vez, donde se aprecia mejor la calidad de este castellano así marcado sea en Cuando el viejo Sinbad vuelva a las islas. En la página 596 encontramos: Y porque Sinbad no recibiera carta de sidi Raxel, aunque le escribiera a la estafeta de la puente de Balacrán, le dijo a los perfumistas si querrían llevar con ellos a su paje Sari. El uso exclusivo de las formas en –ra para el pluscuamperfecto de indicativo, ese la puente en femenino, y la discordancia, tan gallega, de ese le en singular para referirse a los perfumistas, en plural,  son buena muestra de algunos de estos recursos de Cunqueiro para marcar su castellano  e integrar formas gallegas en él.

Este programa lingüístico comienza a extinguirse en los años sesenta.  En las novelas escritas directamente en castellano, Un hombre que se parecía a Orestes, (1968) Las mocedades de Ulises, Vida y fugas de Fanto Fantini Della Gherardesca, El año del comenta   con la batalla de los cuatro reyes (1974) , podemos encontrar esporádicamente algunos galleguismos (lusco y fusco, podrecer,  vallina… o algunas formas en –ra que alternan con había más participio para el pluscuamperfecto), pero nunca ni en la cantidad ni en la calidad si los comparamos con los que aparecen en las traducciones del gallego al castellano. Su programa parece estar dirigido a la busca del éxito en castellano, primero con sus artículos, y luego, con sus novelas  escritas directamente en castellano y que nunca serán traducidas al gallego. Tal es la asimetría entre ambas lenguas en  Galicia, que no en el resto de España.

ADDENDA

Con la publicación de San Gonzalo, en 1945,  Cunqueiro no solo inicia esa voluntad de marcar y enriquecer su castellano con su gallego, sino que también inicia otra costumbre que se repetirá en sus traducciones de su obra en  gallego al castellano, desde Merlín y familia hasta La otra gente (Xente de aquí e de acolá): la de incluir erratas y errores de traducción que afean sus textos y, a veces, dificultan su lectura.

Ya en el breve prólogo a Flores del año mil y pico de ave, al referirse a San Gonzalo dice que es una invención sobre la vida de un santo obispo del año mil, que derrotó a los normandos rezando avemarías. En el texto de la novela, lo que aparece no son avemarías, sino que son fragmentos de la Salve tan gallega de San Pedro de Mezonzo. Lo curioso es que la confundida referencia a los avemarías  se continuará más tarde en varios comentaristas de Cunqueiro, que repitirán el error del autor sobre su propia obra.

(Las citas se harán  por la edición de Obras Literarias, I y II que la BibliotecaCastrohizo en 1911 con motivo del centenario de Cunqueiro, al cuidado de  Xosé Mª Dobarro Paz.)

En la página 769 se habla de una  represa de los cuneiros. Ese cuneiros debe ser un caneiros.

En la 770 aparece un: …por las dilatas gándaras…, que debe ser un dilatadas gándaras. En la misma página se dice: Gándaras de Meire, llanos de tojul y camposa. Ese tojul no es tal, sino un tojal.

En la 771 se cita mal la obra de Dante: Vita Nouva  por Vita Nuova. En la misma página también se cita mal a don Gaiferos de Mormultán, que debe ser de Mormaltán.

En la 772 escribe: ¿Podría entender el arma sardosa y alegre de Gonzalo? No se entiende eso de sardosa, porque debe de ser un saudosa.

En la 775 se cita el promontorio de los Arbatros, que no es otro que el que aparece correctamente citado y en latín en la página 785: Ortegal, promontorium artabrum.

En la página 777 aparece una cita de unos versos latinos, entre los que está: Benedictus est qui ambulas. Ese ambulas debe ser un ambulat para que concierte con Benedictus en tercera persona.

En la 799 se cita un San Guderio que debe ser un San Gauderio, que es el autor de los versos de la cita anterior.

En la 779 se dice: Gonzalo levanta los ánimos en Cerro, Lugo, San Ciprián, Villaronte, Foz. Ese topónimo Cerro no es tal, sino Cervo.

En la 786 al hablar del mar de Foz se dice: Es un mar de pescadores: no conocerá nunca rouselos de naves que huelan a ámbar y canela. Ese rouselos nada significa, porque no existe como tal palabra. Debe de ser un ronseles.

En la 793 se dice que Gonzalo    […] pasó el Agra en Puente la Reina. El río de Puente la Reina es el Arga, no Agra.

En la página 801 aparece la frase: …llevan de lazarillo una mocita celta de ojos y trenzas. Parece que esta frase está truncada y que falta un adjetivo que se refiera a alguna cualidad que compartan los ojos y las trenzas, y que no sabemos cuál puede ser.

En caso contrario deberíamos entender que la mocita es celta en cuanto a los ojos y trenzas.

Cosas parecidas a las anteriores pasarán cuando traduzca, más tarde,  del gallego al castellano Merlín e familia, Xente de aquí e acolá , Escola de menciñeiros o Si o vello Sinbad volvese ás illas. analizadas por nosotros en respectivos artículos en esta misma Cueva. Cosas que inexplicablemente han pasado de editorial en editorial y se perpetúan y aumentan en sucesivas ediciones sin que nadie les ponga remedio. No pasan, sin embargo, en la traducción de Las Crónicas del sochantre publicada  por la editorial AHR de Barcelona en 1959. Y nada pasa porque  aquí no fue Cunqueiro el traductor, sino  su amigo de la infancia Fernández del Riego, que como tal no se cita  ni en la primera edición ni en ninguna de las posteriores.