El incuestionable éxito de la palabra «esperpento»

Primeros registros de esperpento en la prensa del XIX

La palabra esperpento es un caso especial en el conjunto del léxico español. Por su aspecto y significado parece una palabra patrimonial, ya vieja, pero lo cierto es que se nos muestra como una palabra relativamente reciente y de origen incierto o desconocido tal como opinan Corominas y Pascual en su Diccionario crítico etimológico de 1987. Zamora Vicente en su Asedio al esperpento, de 1967, afirma que el término proviene del habla coloquial o familiar pero nada más aclara. Otros han dicho que es un argentinismo, otros un madrileñismo e incluso se escribió que era un mexicanismo de Vera Cruz  y que desde allí se propagó. Intentaremos aclarar cuál es el estado de la cuestión y de la palabra y cuáles y dónde fueron sus primeros registros escritos, que, como veremos, son muy anteriores a los que la crítica al uso da y repite como válidos.

Esperpento aparece por primera vez registrada en la lengua escrita en el periódico Fray Gerundio, que tenía como director y único redactor a Modesto Lafuente. Se editó primero en León y luego en Madrid desde 1838. El 15-1-1844,  en uno de sus famosos Disciplinazos, el titulado El doctor Faramalla se dice: Con esto se fue el médico y yo quedé despachándome la medicina, que pareció sumamente oportuna y adecuada. Para lo cual me puse á revisar esa especie de vestiglo, endriago, esfinge o esperpento que con el nombre de Reglamento orgánico nos ha regalado el hermano Peñaflorida, con el objeto, dice de ligar con un vínculo común las dislocadas partes de la administración civil. Un poco más abajo repite la fórmula y no se extraña de que al Reglamento Orgánico:… lo llaman vestiglo, endriago ni esperpento. El periódico mallorquín El genio de la libertad, copiará el artículo de Modesto Lafuente en el número publicado el 27-1-1844. El hecho de que esperpento aparezca alineado al lado de vestiglo, endriago o esfinge aclara en qué sentido está usado en el texto, el de aparición o de ser extraordinario, extravagante o incongruente.

Muy pocos días después de haber publicado Modesto Lafuente su Disciplinazo, el 21-1-1844, aparece en el periódico La Risa, dirigido por Wenceslao Ayguals de Izco, un artículo de su amigo y socio Martínez Villergas titulado El mozo de villar (sic) en el que aparece el siguiente párrafo: Chiripón es superlativo de chiripa, chiripa quiere decir casualidad y esto en el villar tiene diferentes sinónimos. Como bamba, esperpento, barbaridad y San Bruno. Pero la del mozo no es barbaridad, ni San Bruno ni esperpento ni bamba ni chiripa ni casualidad, que es golpe tirado a ciencia cierta. Aquí esperpento tiene el significado de casualidad y cosa extraordinariamente rara, dada por azar, y que, quizá por eso, causa asombro o espanto.  El artículo será reproducido  con el mismo título de El mozo de villar en el Álbum de Momo, de 1847 colección de poemas y artículos de lo más selecto que se publicó en La Risa. En El Moro Muza del 3-6-1869, que Martínez Villergas editó en La Habana en una de sus múltiples estancias en la isla de Cuba,  firmado con el seudónimo de Tamerlán y con el título El Tocayo de San Bruno, publicó un artículo contra el independentista cubano Manuel Céspedes  al que llama esperpento de la manigua por la suerte que tiene. Y repite casi literalmentelo lo dicho años antes en La Risa: Entre los jugadores de billar á la chiripa se le suele denominar wamba, San Bruno ó esperpento. No sabemos de dónde procede eso de wamba o bamba. Lo de San Bruno tal vez proceda del dicho popular ¡A San Bruno que da ciento por uno!  José María de Pereda en su novela Al primer vuelo, de 1891, hace que uno de los personajes sea tildado como San Bruno o chiripero por la suerte que tiene en el juego de las carambolas.

El tío Camorra, subtitulado periódico político y de trueno, de 1-9-1847, dirigido y escrito también por Martínez Villergas,  ahora en Madrid, publicó un poema satírico titulado Vida y milagros de Ramón María Narváez, vulgo Espadón. Un fragmento del mismo dice: Hubo al fin pronunciamiento / de gente que, sable en mano, / proclamaba un esperpento / por el unto megicano. Se refieren los versos al hecho de que  Narváez, tras fracasar el alzamiento de Sevilla de 1840, y  de pasar tres años refugiado en París, se pronunció otra vez  en Valencia y luego logró derrotar a los esparteristas en Torrejón de Ardoz, victoria que le valió el ascenso a general. Esperpento significa aquí desatino o extravagancia. Lo de unto megicano, también llamado ungüento amarillo o unto de Méjico, el DRAE lo define como:  Dinero, y especialmente el que se usa para sobornar.

En estos primeros registros en la escritura  la palabra parece usarse para  referirse a cosas o situaciones disparatadas, ridículas o fuera de lugar, no a personas, como lo confirman los siguientes ejemplos extraídos de la prensa. El Popular de 27-5-1850, al referirse al nuevo plan de estudios, afirma que es: …el último esperpento del señor Seijas Lozano, cosa que repite El clamor público el 10-9-1850. En el Boletín de medicina, cirugía y farmacia del 3-7-1853 se dice que:  Reunir en un mismo edificio una casa de maternidad con una escuela de párvulos y una sala de lactancia no deja de ser un “esperpento benéfico.”

En La España, del  27-5-1858, aparece un artículo sobre la restauración del palacio del duque de Medinaceli y se dice que es: …verdadero esperpento en el que la historia del arte,  la sana crítica y hasta el buen sentido han quedado tan mal parados que dá grima. En La Corona de Barcelona, del 12-7-1858, encontramos en la recensión de una corrida de toros que a un toro inservible por sus penosas trazas se le llama esperpento. En  El Museo Universal del 19-9-1859 publica Pedro Yago un cuento titulado Un capricho. Episodio en el que dos enamorados  hablan  y dicen que  los emparejamientos amorosos inverosímiles son un esperpento. En La Iberia del 9-11-1861 se califica de esperpento el discurso de la Corona de Calderón Collantes, el Ministro de Estado del gobierno de O´Donell, que  oponía a la abolición de los privilegios de la aristocracia. En Gil Blas, de 11-8-1872, se dice que la reforma de la iglesia madrileña de San José es de muy mal gusto y añade: La iglesia de San Ginés ya puede consolarse; ya no es el último esperpento arquitectónico.

El término circula no solo en la prensa de Madrid, pues también encontramos ejemplos, aunque más tardíos, de esperpento en la prensa de Barcelona, (La Independencia, 14-10-1871).de Palma de Mallorca (El Correo, 21-2-1862), en Cádiz (La Moda elegante,  2-8-1863). También  llega a América y en fechas mucho más tempranas de lo que se suponía. En Antón Perulero, periódico de la Habana dirigido y escrito, una vez más, por Martínez Villergas, en el número 28-7-1861, aparece un artículo titulado Mucho ruido y pocas nueces en que critica al Diario de la Marina que, por defender la obra El tanto por ciento de Adelardo López de Ayala, de 1861, la compara con Don Juan Tenorio de Zorrilla y acaba diciendo que esta no es más que un esperpento comparada con aquella. El mismo periódico, el 17-1-1861, usa esperpento para describir la actuación fuera de lugar de unos amigos de la niña y artista Adela Robredo a la  que aplaudieron de forma exagerada y ruidosa en su actuación en el teatro Tacón de La Habana.

El Diccionario de mexicanismos, de 1895, del cubano Félix Ramos Duarte se da esperpento como palabra mexicana, con el significado de: estantigua, endriago, cosa ridícula, papasal, pamema, centón, etc. La primeras referencias de esperpento las da hacia 1893 y las extrae del arículo ¡Xalapa o Jalapa! de José Miguel Macías.  Como hemos visto, hay referencias muy anteriores, incluso en territorio americano.

En la novela Isolina o la ex figurante del mejicano  Facundo (José Tomás de Cuéllar), publicada en 1871, se habla  de: una pieza de teatro francés que es un esperpento.  Aquí esperpento se iguala a culebrón, ya que: …esperpento y culebrón quieren decir comedia mala. Habría que añadir que  en este caso esperpento parece ser una palabra reciente en Méjico y, además, urbana, pues uno de los personajes se disculpa por no saber qué es esperpento. Dice textualmente: Perdóneme usted, señorita;nosotros, los que no vivimos en las ciudades no entendemos muchos términos de esos. El Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española (2010) no registra esperpento como americanismo.

El esperpento literario en la prensa de Madrid

Mención aparte hay que hacer del uso de la palabra esperpento en la prensa de Madrid referida a obras literarias, en especial, dramáticas. En general son obras con éxito de público pero que son reprobadas por la crítica por atentar contra el buen gusto o la honestidad, e incluso, por ir contra el carácter nacional, como veremos. En La España, del 19-4-1850, se califica de esperpento la representación de la obra titulada Los pecados capitales, de Sánchez Garay y Valladares Saavedra, que es: …un experimento de magia representado anteanoche con suerte y fortuna tanta. Con esa calificación están de acuerdo La Nación (25-8-1850), La Época (15-5-1850), El Observador (24-5-1850) y  El Popular (27-5-1950). La Nación (1-10-1850) tilda también de esperpento la puesta en escena de la comedia Las Ferias de Madrid,  que duró solo tres días en cartel.

El esperpento por antonomasia de ese año de 1850 fue El tío Caniyitas o el mundo nuevo de Cádiz, ópera cómica o zarzuela andaluza, con poesía de José Sanz y música de Mariano Soriano. La obra  de ambiente gaditano, tuvo tal éxito que llegó a representarse simultaneamente en los tres teatros de Cádiz, El Principal, El Balón y El Circo. Poco después, a comienzos de 1850, se estrena en Sevilla con el mismo éxito, de tal manera que pronto fue llevada a Madrid al Teatro del Circo de la Zarzuela. El Heraldo de Madrid del 20-12-1850 dice que es un esperpento lírico-dramático, de género gitanesco y lleno de chistes  adocenados altamente ofensivos al carácter nacional. Sin embargo el público gustó, y mucho, de aquella pronunciación andaluza exagerada, con la que se entremezclaban palabras en caló y a lo que se sumaban los tópicos andalucistas más típicos para producir, con toda esa mezcla, los deseados efectos hilarantes. Tan mala fama cosechó entre la crítica El tío Caniyitas que, años después, en 1854, la actriz Elena Aparicio, según cuenta el mismo Heraldo del 24 de diciembre de ese año, se negó a hacer el papel de la Catana. El crítico del periódico asegura que la obra es un  lamentable espectáculo y añade: ¡Pero señores, como se encuentra la sociedad empresaria del Circo cuando tiene que recurrir a poner el esperpento del Tío Caniyitas!

En El Clamor Público del 3-1-1851 se afirma que la decoración de El Barbero de Sevilla, representada en el Teatro del Circo  es un esperpento escénico por usar: …trajes anacrónicos y querer hacer pasar por una plaza de Sevilla  una representación de la Plaza de la Paja y que ya sirvió para la representación de El diablo Cojuelo. El Observador del 7-11-1851 afirma que El confitero de Madrid, zarzuela en tres actos,  libreto de Olana y música de Inzenga y Hernando, es un esperpento por:…su argumento inmoral, sus sandeces extravagantes y por la abundancia de gritos y aullidos..

Ayguals de Izco en Las Maravillas del siglo. Cartas a María Enriqueta, o sea una visita a París y Londres durante la famosa exhibición de la industria universal de 1851, de 1852, se lamenta de que haya en Madrid más literatos que hormigueros y que: Apenas pasa un día sin que uno de esos almibarados literatos no me presente uno de sus esperpentos con la candorosa pretensión de que le compre la propiedad de su obra muerta. En la misma obra se queja de que los esperpentos que se aplauden en Madrid sean: …bautizados unos con el nombre de zarzuelas y otros con el de comedias del género andaluz.

El teatro Novedades se especializa en este tipo de representaciones, de mucho éxito popular y que la crítica, como ya dijimos, maldice. En El Almanaque cómico-profético de El Cascabel de 1864 se dice del teatro Novedades que es: donde se representa cada esperpento que es lo que hay que…no ver.

Ayguals de Izco, en la obra ya citada más arriba, reniega del gusto francés y lamenta el hecho de que: Mientras en el teatro francés se aplaude el hermoso drama de Alejandro Dumas Las señoritas de Saint-Cir, se aplaude también un horroroso esperpento en veinte y siete cuadros del mismo Dumas. La Zarzuela del 18-5-1857 da como esperpento a El hijo de la Noche, traducción de Les fils de la nuit de Victor Sejour y dice textualmente que: …los franceses son muy aficionados a las obras monstruosas. De esta obra solo se salva la mise en scène. Este rechazo de lo francés se produce también en La España de 7-II-1857 que califica a Las huérfanas de la Caridad,  drama en cinco actos de Isidoro Gil, estrenada en el teatro Novedades el 14-XI-1857, como una cosa: …puramente francesa, medio drama, pues no tiene más que la mitade drama y la otra mitad de no sé que. Lo mismo opina El Mundo Pintoresco de 23-8-1858 que llama esperpento a El Mariscal de Villars, traducción de la obra en 5 actos y 14 cuadros  Le marèchal de Villars, de Eustache de Lorsay, y añade que el teatro francés está pasando a toda prisa de la abyección a la ignominia.

La palabra se extendió y se aplicaba, en principio, a toda obra que se considerase mal construida o que atentase contra las reglas del buen gusto. Había, pues, esperpentos líricos, melodramáticos, dramáticos, zarzuelescos, novelescos… incluso, y a poco de su aparición, esperpentos cinematográficos. En La hormiga de Oro del 22-12-1884, se dice aún  de Echegaray y a propósito de su obra Sin solución, representada en el teatro Español, que: …no ha escrito una comedia sino un esperpento comido de vicios.

Con el tiempo también fueron considerados esperpentos obras que atentaban contra la moral católica o que, según la crítica contuviesen indecencias u obscenidades.  En algún momento, y en este sentido, fueron consideradas esperpentos obras de Galdós (Electra,1901) o de Muñoz Seca y Pérez Fernández (Una mujer decidida,1930). El Heraldo de Alcoy del 1-1-1904 publica un artículo en el que se critican todos esos esperpentos que fabrican con brocha gorda los consabidos Arniches, Perrín, Palacio, García Álvarez, Paso y demás ingenios de nuestro teatro lírico.

El esperpento y las personas

Las primeras referencias de esperpento referido a personas que hemos encontrado en la prensa madrileña son casos de esperpento referido a abuelas, madres o suegras, cuando no a viejas y feas, o simplemente mujeres feas según el criterio del que escribe. En La Iberia del 16-10-1858 se publica un poema titulado Al miriñaque, firmado por un tal Pallarés, que lo remite desde Valencia. Dos versos del poema dicen: No es más que un esperpento / ó embudo que camina. La burla tuvo éxito ya que fue reproducida por La Esperanza (18-5-1858) y La Discusión (20-10-1858). En El Imparcial del 6-4-1867 apareció un suelto que decía:

Señorita, ¿quién es aquel esperpento con faldas que está sentada al extremo de la sala? / –Caballero, es mi abuelita. / (Estupefacción del pollo) / –No, si no le pregunto á usted por aquella y veo que la señora por quien me contesta es una anciana respetable; he querido preguntar por la que está enfrente. / –¡Ah! ¿La del otro extremo?/ –Justo. / –Es mi mamá.

En Gil Blas del del 4-4-1867 aparece un artículo con el siguiente párrafo: Otros días sucede cabalmente lo contrario: donde quiera que un prójimo tienda la vista, allí surge un esperpento que llama al diablo de tú. La mujer fea es como el gorro de dormir que hace reír a todos menos al que se lo pone. Como vemos, no solo se aplica a mujeres viejas y feas,  sino a cualquier mujer que sea tenida por fea aunque sea joven. En el mismo Gil Blas de 25-9-1867, de una charada sacamos los siguientes versos: Prima y segunda es artista / famosa por su talento. / La tercera es esperpento / que en la tierna edad contrista.  En la Guía del peluquero y barbero del 1-5-1874, se publica un poema que dice: Salí a la calle y encontré a María / que de hermosura, dice, fue portento / hoy vieja y calva ya es esperpento, que parece sugerir que el destino final de toda hermosa, y por lo tanto de toda mujer, es ser en su vejez un esperpento. Galdós, en Torquemada en la hoguera, de 1890, califica a la vieja tía Roma de bruja y esperpento a la vez. Angela Grassi en El copo de nieve de 1876 habla de la tía Ojazos, viejo esperpento, calvo, sin dientes, apegaminado, andrajoso. Si es joven, fea y pobre todavía es mucho más esperpento. En El Porvenir de Barcelona de enero de 1877, aparece un artículo de Luis de Carreras, Reflexiones superficiales sobre la sociedad italiana, en el que dice textualmente al hablar de la variedad de la mujer en Italia: …en Nápoles fea, en Florencia horripilante. ¡Señor! ¡Y que tipo hay en ese demonio de Florencia! ¡Que espantajos, que dragones, que esperpentos! En El Imparcial del 14-5-1883 al hablar de un tal Manuel, se dice:  No pudiendo haber tomado consorte hermosa, buena y rica y de su clase, se casó con un esperpento más falso que el alma de Judas.

Los primeros registros de esperpento referido a personas de género masculino los encontramos en el último tercio del siglo XIX en la obra de e Galdós. En Rosalía, de 1872, se tilda de esperpento a un indiano, que es presentado como un personaje ridículo. En Trafalgar, de 1873,  con el que inaugura la serie de los Episodios Nacionales, don Alonso de Cisniega y el marinero Marcial son calificados por la esposa del primero como un par de esperpentos. Son ya dos viejos, y lisiado el marinero, que no hacen más que hablar y jugar a las batallas contra el inglés para vengar, imaginariamente,  la  derrota de Trafalgar. Una hazaña imposible que ellos dan como real en su delirio.

En Cádiz, de 1875,  el esperpento es don Pedro de Congosto, Esperpentis Congosto,  a quien se llama también  estafermo y estantigua, un quijote degenerado y nacido de cruzamientos, recalcitrante tradicionalista opuesto a toda modernidad. En La desheredada, de 1881, don José Relimpio, un  pretendido donjuán, es un esperpento en opinión de su esposa además de un  hombre muñeco,  que no valía para nada.

En Lo prohibido, de 1885, es un esperpento el marqués de Fúcar, viejo obeso, rijoso y ridículo. En Miau, de 1888,  el esperpento, ya por su aspecto físico de gorila, ya por su ideología tradicionalista es Mendizábal, el marido de la portera, la Paca,  de la casa en la que vive el protagonista Ramón Villaamil, administrativo cesante. En La de Bringas, de 1884, el esperpento no es una persona sino algo insólito y grotesco, un repugnante cenotafio, que don Francisco Bringas, funcionario de Palacio, fabrica con pelo humano

Ejemplos similares, para constatar la expansión del txérmino se pueden encontrar en otros autores como Valera, Coloma, Pardo Bazán, Sinesio Delgado, Arniches…La palabra llega al siglo XX  con todas las acepciones que hasta ahora conocemos.

En 1894, un amigo de Marínez Villergas, Vicente Barrantes escribió, a raíz de su muerte, en La España Moderna, den el número 66 de junio-julio de 1894, un artículo en memoria suya titulado Villergas y su tiempo. Recuerda en él su amistad con el periodista y cómo muchas veces le había aconsejado que no fuese cándido y que aprendiese a distinguir los tiempos, para que no volviese a suceder que sus escritos le trajesen disgustos, exilios cuando no cárcel.  Dice literalmente: Él erre que erre. En viendo agujero para escribir una hoja clandestina, una proclama ó cualquiera de esos esperpentos que llevan a un hombre derechito a la cárcel, por allí se mete de rondón y cierra ojos.

Tal vez sea esta la primera ocasión en que la palabra esperpento aparezca, no ya en cualquiera de los sentidos antes descritos como disparate, desatino, obra literaria mal hecha, o persona ridícula, fea o espantosa, sino con el de obra satírica y crítica, Que preanuncia el significado de esperpento en Valle-Inclán. Aunque sería objeto de otro estudio, no fue esta solamente la importante aportación al periodismo y a la literatura de Ayguals y de Martínez Villergas, y de la prensa joco-seria del XIX, sino que al tiempo que creaban un nuevo lenguaje de lo satírico o de lo paródico, también estaban creando al nuevo lector urbano a mediados del siglo XIX, ese siglo lleno de periódicos y de caricaturas. He ahí la doble raíz del esperpento valleinclanesco, que es no solo la creación de una nueva forma literaria, sino también de un público receptor de la misma

El esperpento y los diccionarios

El primer diccionario que registró esperpento fue el ya citado Diccionario de mexicanismos, de Duarte Ramos, de 1895, que lo da como propio de México, en concreto de Veracruz. El Diccionario enciclopédico de la lengua castellana de F. Zerolo, M. del Toro y E. Icázar redactado en 1895 y publicado por Garnier hermanos en París, define esperpento como Persona fea, extravagante y de aspecto ridículo. Le siguió el Tesoro español o diccionario de ideas afines de Eduardo Benot, publicado en 1899, que lo da como sinónimo de pendón y de visión. Obra póstuma y publicada por su hijo Miguel García Pimentel en 1899 es el Vocabulario de mexicanismos de Joaquín García Icazbalceta que, aunque reconoce que se usa en la Península, lo supone mexicanismo.Aparece como un argentinismo, aunque no como palabra lunfarda, en el Diccionario de argentinismos, neologismos y barbarismos de Lisandro Segovia, publicadao en 1911. De ese mismo año es el Diccionario de mexicanismos, de Francisco J. Santamaría, que insiste en la idea de Ramos Duarte y de Icazbalceta, de darla como propia de México y con el significado de: Persona o cosa vieja, mal pergeñada, que de fea pone espanto. Aplicado a piezas teatrales, culebrón.

Aunque ya en 1860, Martínez Villergas se quejase en El Moro Muza de que la Real Academia no registrase la palabra esperpento, la verdad es que la Docta Casa todavía tardará mucho en hacerlo, tal vez porque la considere palabra de uso poco frecuente o excesivamente plebeya. No lo hará hasta la edición decimocuarta de 1914, y la define como: 1. Persona rara y ridícula; 2. Desatino, absurdo. La RAE resume en exceso y deja fuera acepciones vigentes del momento, en especial la de obra literaria mal hecha o de baja calidad e incluso, incluso la de culebrón.Y tardará también muchos años, excesivos,  en recoger la tercera acepción de esperpento, tal vez por las mismas razones, la propuesta  por Valle-Inclán en Luces de Bohemia. Lo hará cincuenta años más tarde en la edición de 1970 en los siguientes términos: Género Literario creado por Ramón del Valle-Inclán en el que se deforma sistemáticamente la realidad, recargando sus rasgos grotescos y absurdos, a la vez que se degrada los valores literarios consagrados. Se mantendrá esta definición hasta la vigesimotercera edición, la del Tricentenario, en la que parecen arrepentirse de definir esperpento como género literario, que no los es, y, aunque mantienen el grueso de la definición, corrigen, suprimen género y ponen concepción literaria.